viernes, 17 de junio de 2016

LO QUE NUNCA SE OLVIDA...



Desde muy pequeña he estado ligada a mis sentimientos, muchas situaciones me llevaron a tomar seriedad de las circunstancias, por ello creo que he recopilado una serie de recuerdos los cuales en muchas ocasiones vienen a mi mente como relámpagos al momento de percibir olores, sonidos y sabores que en ese entonces experimenté.
Nuestro cerebro está dotado de una parte que se encarga de la memoria emocional, como la llaman los expertos, son las experiencias emocionales vividas, que permanecen almacenadas en el cerebro. En un determinado momento, debido a un estímulo que nos despierta aquel recuerdo, revivimos en el presente las emociones ligadas a la experiencia pasada.
Dentro de ella también están los recuerdos ligados a los sentidos, estos enlaces lo explicarán mejor que yo. En todo caso cuando fui niña tuve muchas situaciones que cambiaron mi vida, una mudanza sin explicaciones, el abandono de mi padre, entre  muchas otras felices. Creo que cuando somos niños todas las cosas nos quedan tatuadas en el cerebro. Recuerdo que en varias oportunidades mi papá nos visitaba los fines de semana, eran días de banquetes, mi mamá preparaba pollo horneado, con una rica ensalada; otros días hacia pasticho… todo esto me encanta y lo recuerdo cada vez que lo como. Nunca sale de mi mente en las navidades, los recuerdos de cuando preparábamos pan de jamón con mi abuela Chita, siempre quedaba uno más pequeño y era el que repartía con las personas que la habíamos ayudado. Cada vez que voy a la playa recuerdo las veces que íbamos todos (papá, mamá y hermanos). No olvido el olor del primer perfume que me compré yo misma, varias veces lo he percibido en la calle y recuerdo los meses que lo usé. La mayoría son momentos gratos, además tenemos la capacidad de desechar los recuerdos que queramos, a esto se le llama memoria selectiva.
Ahora como madre me he propuesto la tarea de sembrar recuerdos bonitos en mis hijos, entre paseos, dulces y juegos, así como los tengo yo, cuando sean adultos nunca olviden momentos de su infancia. Una piscinada en casa, una torta en sus cumpleaños… todo aquello que como padres le damos normalmente a nuestros niños, son estímulos para una vida feliz, vamos a llenar ese baúl en su cerebro, con olores, sabores y colores para q su mundo sea más llevadero.

sn.- (4) 17-06-2016

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