Desde muy
pequeña he estado ligada a mis sentimientos, muchas situaciones me llevaron a
tomar seriedad de las circunstancias, por ello creo que he recopilado una serie
de recuerdos los cuales en muchas ocasiones vienen a mi mente como relámpagos
al momento de percibir olores, sonidos y sabores que en ese entonces
experimenté.
Nuestro cerebro está dotado de una parte que se
encarga de la memoria emocional, como la
llaman los expertos, son las
experiencias emocionales vividas, que permanecen almacenadas en el cerebro. En
un determinado momento, debido a un estímulo que nos despierta aquel recuerdo,
revivimos en el presente las emociones ligadas a la experiencia pasada.
Dentro de ella
también están los recuerdos ligados a los sentidos, estos
enlaces lo explicarán mejor que yo. En todo caso cuando fui niña tuve muchas
situaciones que cambiaron mi vida, una mudanza sin explicaciones, el abandono
de mi padre, entre muchas otras felices.
Creo que cuando somos niños todas las cosas nos quedan tatuadas en el cerebro.
Recuerdo que en varias oportunidades mi papá nos visitaba los fines de semana,
eran días de banquetes, mi mamá preparaba pollo horneado, con una rica
ensalada; otros días hacia pasticho… todo esto me encanta y lo recuerdo cada
vez que lo como. Nunca sale de mi mente en las navidades, los recuerdos de
cuando preparábamos pan de jamón con mi abuela Chita, siempre quedaba uno más
pequeño y era el que repartía con las personas que la habíamos ayudado. Cada
vez que voy a la playa recuerdo las veces que íbamos todos (papá, mamá y
hermanos). No olvido el olor del primer perfume que me compré yo misma, varias
veces lo he percibido en la calle y recuerdo los meses que lo usé. La mayoría
son momentos gratos, además tenemos la capacidad de desechar los recuerdos que
queramos, a esto se le llama memoria selectiva.
Ahora como madre me he propuesto la tarea de
sembrar recuerdos bonitos en mis hijos, entre paseos, dulces y juegos, así como
los tengo yo, cuando sean adultos nunca olviden momentos de su infancia. Una
piscinada en casa, una torta en sus cumpleaños… todo aquello que como padres le
damos normalmente a nuestros niños, son estímulos para una vida feliz, vamos a
llenar ese baúl en su cerebro, con olores, sabores y colores para q su mundo
sea más llevadero.
sn.- (4) 17-06-2016
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